El aumento de energía y apetito, sumados a la hiperactividad e inexplicable sensación de reírse ante cualquier situación por más burda que sea, son emociones normales que se suscitan días después de enterar de una perdida. Y aparecen como un síntoma de fatiga ante el proceso de duelo, y puede generar una crisis, difícil de lidiar.
Pero esta energía no dura mucho y como todo repunte siempre hay un declive y este puede ser aún más fuerte que el golpe anterior. Es bastante común que te vuelvas letárgico, incapaz de hacer nada más allá que las necesidades más básica cómo ir al baño, caminar unos cuantos pasos a la cocina.
En algunos casos, tu cuerpo puede llegar a estar tan estresado que se fatiga emocional y físicamente con cualquier cosa. Ese agotamiento de energía, tanto emocional, como física, puede conducir a un entumecimiento emocional; conocido como “adormecer tu dolor” y genera una crisis durante el duelo.
Los primeros días de duelo puede que ni siquiera notes un cambio de energía en tu cuerpo, eso es porque estás produciendo más hormonas del estrés para ayudarte a lidiar con la perdida, negativamente, estas hormonas también afectan a otras hormonas del cuerpo haciendo una cadena de emociones que estallen en lo que se conoce como fatiga por la crisis.
Se paciente
Aunque estés consciente de que este tipo de emociones pueden llegar a ocurrir, comprenderlo cuando ocurre puede ser un gran reto.
Muchas personas son más abiertas a las respuestas emocionales de los demás que a las suyas propias, mientras que a otras les cuesta empatizar con sus propios seres queridos que han experimentado la misma pérdida. Ambos son mecanismos de defensa comunes.
Si eres consciente de estas respuestas, puedes permitirte dar un paso atrás y reconocer cuándo te estás juzgando a ti mismo y a los demás. Esto simplemente significa que todavía estás en medio del duelo y que necesitas más tiempo para procesar tus sentimientos.
Cuida de ti mismo
No reprimas tus emociones ni pongas barreras,
Una vez que empieces a reconocer que huyes de tus emociones, reprimiéndolos justo cuando empiezan a surgir y en vez de eso te mantienes demasiado ocupado para sentirlos, es posible que creas que es una forma “sana” de salir adelante, pero no.
Existe un dicho muy popular que dice, “el cuerpo grita, lo que la mente calla”, dando a entender que guardarnos ciertas cosas puede desembocar en enfermedades físicas, como dolores estomacales, dolor muscular, etc.
Empieza por lo básico: asegúrate de que duermes lo suficiente, te alimentas bien y realizas actividad física con regularidad. Intenta, en la mayor manera posible, seguir con tus antiguas rutinas de higiene, horas de alimentación e incluso hobbies, sin perder del radar tus emociones.
Mantén contacto con tu familia y amigos, aunque sea sólo a través de mensajes o llamadas telefónicas.
Mientras sigues estos consejos, intenta no adormecerte con alcohol u otras sustancias. Estas pueden impedirte procesar tus sentimientos, e incluso pueden enmascarar problemas más graves durante el duelo. En su lugar, intenta centrarte en actividades agradables y espiritualmente satisfactorias, como el arte, la escritura de un diario, el yoga y la meditación.
Intenta seguir estos pasos tan cómodo te sean posible, pero si sientes que no está funcionando o simplemente no encuentras alivio, recurre a los servicios de un profesional de la salud mental.
No existe un periodo de tiempo definido para superar una perdida, tampoco una medicina rápida, únicamente nos queda ser pacientes y aprender de nuestro dolor.
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