Visitar la casa de un ser querido, después de su muerte

Como seres humanos, vivimos de experiencias y recuerdos, son estos los que nos hacen sentir alegría, tristeza, melancolía o incluso arrepentimiento. Visitar la casa de un ser querido, después de su muerte por primera vez después de su muerte, puede ser muy emotivo. Pues es en ese momento, donde los recuerdos surgen a flor de piel, haciendo la visita más impactante emocionalmente.

Antes de llegar, prepárate para todos los sentimientos que vas a experimentar. No se puede predecir el abanico de emociones y recuerdos que pueden surgir, pero es más sencillo digerirlos cuando te abres a ellos.

Puede ser difícil ver cómo quedaron las cosas de la casa en el momento que falleció: la ropa que no se pudo lavar, los platos que aún están en el fregadero Pero ahora, el vacío pesa en el espacio que una vez llamaron hogar, es confuso e incluso surrealista, completamente diferente e igual que antes, todo a la vez.

Puede haber diversos motivos, por los que visitarías el hogar que perteneció a tu ser querido. Por ejemplo, si dejó una mascota o quizás necesitas documentos importantes para el funeral o testamento. Tal vez hay que pagar cuentas como la electricidad, la renta, el Internet y asegurarse que las ventanas estén cerradas o que su taza favorita esté acomodada en el estante.

Recordando viejas memorias:

Es normal sentir que estamos invadiendo el hogar de otra persona. 

Al visitar la casa de un ser querido, después de su muerte, verás recuerdos que tenías en el olvido y que te arrancarán una sonrisa. Quizás el cuadro de la pared que siempre pasaba desapercibido, por fin cobre importancia o el olor en particular que parecía tan monótono. Hoy sea una sensación distinta. 

Todo ahora tiene un significado más profundo, no por el color de los zapatos en el baúl, el joyero que está intacto o la almohada que nunca estaba en su lugar, sino porque todos esos objetos pertenecieron a una persona importante en tu vida, y esos bienes materiales, son el transporte que te lleva a revivir viejas sensaciones.

Por más preparado emocionalmente que estés para esta experiencia, es normal quebrarse en llanto, déjalo fluir. Si se ve desde un punto de vista superficial, sí, son cosas materiales, pero son parte del legado de una persona y que ahora pasarán a ser un símbolo de homenaje. No son solamente los recuerdos, son los que mantienen presente a nuestro ser querido, son también las costumbres lo que trasciende con nosotros.

Esta experiencia es totalmente personal, si quieres que un amigo o familiar te acompañe, está bien o quizás prefieras ir solo. Si te ayuda ponerte en piloto automático y solo trabajar en lo importante para poder salir de casa lo antes posible, hazlo.

Ten presente que no solo será una visita, sino varias, algunas serán para recoger documentos, otras para hacer limpieza o empacar; el asistir continuamente a la casa. Podrá ayudarte a asimilar mejor el proceso de duelo y aceptar que aunque esa persona no esté físicamente contigo. Es su esencia la que se queda adherida a nosotros, y es lo que debemos recordar con alegría y sobre todo, aceptación.

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