- Hablamos de muerte repentina cuando se sufre por dos situaciones. Uno por el fallecimiento de un ser querido y el otro por la forma en la que murió.
- Las preguntas sin respuesta, los hubiera y los sentimientos de culpa pueden estar muy presentes, los primeros días. Si bien lo mejor es no concentrar nuestra energía en ellos, también es inevitable no hacerlo. Primero tienes que replantearte cómo sucedieron realmente las cosas y no cómo las pinta tu mente, enfrentar la realidad es el primer paso.
- Si no puedes procesar estos sentimientos por ti mismo, no dudes en buscar asesoramiento profesional para enfrentar este proceso de duelo.
La vida es una ruleta rusa llena de contradicciones. Podemos iniciar el día con la rutina de siempre, planeando y trabajando en nuestros planes, cuando de la nada, en un segundo, las cosas cambian repentinamente y para siempre.
La muerte repentina de un ser querido nunca es fácil, pero cuando es por resultado de un accidente u otro acontecimiento traumático. Hace que la pérdida sea aún más difícil de procesar. Tales circunstancias pueden amplificar el dolor, la culpa y otras emociones dolorosas.
Cuando se vive una muerte repentina de un ser amado. No solamente nos enfrentamos al duelo de su pérdida, sino al dolor que nos provoca la forma en que falleció.
Dependiendo de las circunstancias, la pregunta constante del “¿Por qué?” resuena cada vez más fuerte en nuestra cabeza. Con la necesidad de encontrar una respuesta que le dé sentido a lo que no lo tiene.
Entender que esto no es algo a lo que nunca le darás pleno sentido es un paso importante para lidiar con el trauma que provoca una pérdida repentina.
Da prioridad a tu salud emocional después de una muerte repentina
Sí, estás llorando una pérdida, pero también estás lidiando con las circunstancias de cómo se produjo esa pérdida. Son dos situaciones diferentes que pueden debilitarnos en todos los aspectos, absorben nuestra energía, nos quitan la paz y nos regalan la ansiedad.
Es crucial que te repitas las veces que sea necesario, que no fue tu culpa, nosotros nunca tenemos el control de las situaciones que suceden a nuestro alrededor, aunque creas que sí.
Apóyate en tu círculo cercano y comparte tu dolor, todos tus sentimientos son válidos, aunque es igual de válido e importante, buscar ayuda profesional para aligerar esta carga. No tengas miedo de asistir a un tanatólogo, nadie te va a juzgar por ello, lo que estás enfrentando es incluso más fuerte de lo que pensaste que podría ser, es un cúmulo de emociones y resentimiento, que si no sabemos manejar y liberar. Nos terminarán comiendo poco a poco hasta llegar a un punto de no retorno.
Si no sabes por dónde empezar a buscar ayuda profesional, te dejo el siguiente link, en el que podrás consultar un comparador de servicios, precios y distintos perfiles de tanatólogos, de acuerdo a tu ubicación. Clic Aquí.
Es necesario comprender que no podremos olvidar lo sucedido, pero sí podemos soltarlo y es ahí cuando comenzamos a sanar. No hay una línea de tiempo para superar el duelo.
Mientras tengas el apoyo que necesitas, el ritmo que se adapte a tu duelo es el adecuado para ti.
Sé muy bien que en lo días posteriores, levantarse de la cama es una victoria, comer se vuelve un tormento y nuestra cabeza no procesa las conversaciones de los demás, y está bien. No te presiones a superarlo rápido y salir adelante, cada día fíjate una pequeña meta por cumplir, puede ser salir a caminar 5 minutos, correr media hora, bañarse, ir a comprar la despensa, sean cual sean tus tareas, recuerda. Hacer poco, es mejor que no hacer nada.
Reconoce tu proceso, haz lo que tengas que hacer y siente lo que tengas que sentir.